Me falta ecuanimidad para afirmar que no se trata de ningún otro lugar de Bahía de Banderas que de Puerto Vallarta. Lo relevante relevado es que las siguientes dos perlas fueron muy encontradas en el capítulo homónimo de un programa de televisión español, de nombre "Madrileños por el mundo", a pocos minutos de distancia una de la otra.

Aquí se viven chistes de la más alta calidad y concentración. Avasallados. Desde arriba por el peso completo de la atmósfera regordeta. ¿Y desde abajo?, por las tierras de occidente que amenazan con cimbrar sus nada pacíficos montos, volcándolos de mar a cielo.

Cualquieras tú el arreglo — alardean los lenguados observantes de las aglutinaciones conjugadas — mismo los siguientes habrán de hacer sentir su presencia (en la zona del diafragma); tan irreconciliablemente como lo hacen las aglutinaciones conjugadas. ¡Zarpemos pues!, hacia rumbos preparatorios antes de ahogarnos por completo en las aguas de la ambigüedad del mar de Cortés, Hernán.

¿Por qué hay un nombre para el idioma?

Suena como la tonta pregunta metalingüística por excelencia. Para unos muy pragmáticos el "yo" es la respuesta y la cuestión no amerita más pensamiento:

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De Wittgenstein me eran familiares diablillos parecidos; pero dicho sea de paso, ninguno tan profuso como éste. Que si "español" hace menos al catalán, el gallego, vasco y zeugma. Que si castellano es el dialecto1 de España (porque de la mano de peculiar fonética van los doblajes que sudan la gota por emplear tal denominación. Cum hoc ergo propter hoc).

Unidas en lengua y pasmo. Solamente restaría aducir un proceso mental común a ambas usuarias, y que por accidentes ambientales les hubo evocado (qué digo evocado... ¡desazolvado!) significados así de discurrentes.

Es cierto bien que a nuestra entrevistadora no la ha sorprendida más que el error de su contraparte, quien por otro lado no había terminadas de enumerar las implicaciones del encuentro. No obstaculizante, quiero argüir que tanto la idea falsa como la cierta fueron cortados por la misma tijera: la embotada necesidad de distinguir nuestro lenguaje de vuestra algarabía.

De la frase anterior la intención se aprehende leyendo sus modificadores posesivos sin calificaciones; a lo genérico. Digamos... mis lectores aceptarán que los niños españoles no consultan en un libro de historia y un mapa de la distribución geográfica de los idiomas antes de buscarle un primer referido a esto del cas-te-lla-no. Hasta donde saben, ese es el nombre de lo que suena a sus alrededores, y a sitios exóticos deben corresponder sonidos exóticos.

Entre tantas bromas se vislumbra un único escándalo: que millones así hayan crecido sin pronta oportunidad para hacer la conexión entre "español" (el demónimo) y "español" (la lengua). Parece que alguien no hizo bien su autoencomendada tarea de obliteración civilizadora en el Nuevo Mundo. Lamento que la ocasión entregose a revivir heridas; pero la reflexión es pesante2 hasta en momentos graciosos. Mientras tanto debe haber —si fijamos curso en "los canadienses" promedio, que la mujer ha aprendidos aprendido a reconocer como vacacionistas y pensionados— alguien en los Hamptons, muy preocupado por que el equipo de mercadólogos del vecino no consiga recuperar más salarios pagados de lo que el suyo hace. Sería el hazmerreír el domingo en el golf. Vivir en una sociedad educada puede esperar.

¡Que no hagas lo mismo!

Paqui se supo conducir por demás bien, además de conducir el programa (chiste barato). De todos modos no se salvó de que un canario la timara en seguida. ¡Prestad la atención enterita tíos!, puesto que alguien la necesitará al doble o al triple para explicar a los demás nuestro segundo y último video, un tanto más reburujado; como se decía en mi tierra. Antes había lecciones párvulas de polisemia. Es turno de soslayar las imágenes encontradas, reemplazándolas por... niveles... de un mismo significado:

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Nadie parece darse cuenta de lo ocurrido. No lo tolero, mi silencio. No le revelo, a mi público, por miedo a arruinarlo, el acertijo.

Queda así fehacientemente demostrado que es posible entender una oración de pies a cabeza, sin entender la sabiduría detrás de la misma. ¡Incluso experimentando en carne propia el significado en paralelo la correspondencia en aliteración la mofa en!

A mí me tomó una siesta y posterior serendipia al despertar para romper en carcajada por motivo del segmento.

¿Te has dado cuenta ya? Puedes repetirlo hasta encontrarlo. Si buscas resultados diferentes, siempre puedes repetir.

¿Se dio cuenta el mago? Se le escuchaba insistente por motivo de la atención querida de su clienta; pero otra vez carezco de contundencia para confirmar. Para lo que sí estoy capacitado es para decir que fue toda una pequeña obra de arte; sea fortuita o sea conspirada junto con Einstein, el pájaro, a la cabeza.


  1. Y qué decir de mis atolondrados compatriotas que reprochan que los idiomas nativos de América son "dialectos, mas no lenguas". Perpetrada su diglosia, perpetuada su rabieta. 

  2. ¿Pesada? Si de confusión se trata, verbos como "pesar" y "oler" se llevan el galardón, en tanto denotan por igual acción y respectiva pasión.